Amadeus es una película estadounidense del año 1984 dirigida por Miloš Forman, donde se narra la vida del compositor austriaco Wolfgang Amadeus Mozart desde el punto de vista de su más conocido rival, el también compositor Antonio Salieri. La película está basada en el guión escrito por Peter Shaffer, basado en su propia obra de teatro "Amadeus".
La película cuenta la vida del genio de la Música Wolfgang Amadeus Mozart contada a través de flash-backs, por su rival, Antonio Salieri (F. Murray Abraham). El film comienza con un ya anciano Salieri que intenta suicidarse mientras grita que fue él quien asesinó a Mozart. Sus criados lo llevan a un manicomio en donde, ante la gran posibilidad de que vuelva a intentar suicidarse, se decide llamar a un sacerdote, llamado Vogler. El padre Vogler pronuncia una frase conocida y usada hasta hoy por los religiosos: «Todos los hombres son iguales ante los ojos de Dios», la cual resulta indignante para los oídos de Salieri, quien responde sarcástico: «¿Lo son...?». Salieri decide, a raíz de ésta frase, contarle su historia: Salieri, de adolescente, había hecho un pacto con Dios, a quien le entregaría su castidad y laboriosidad a cambio de hacerlo un músico tan famoso y brillante como Mozart, que era su ídolo. Años más tarde, Salieri se convierte en el maestro de cámara del Emperador José II de Habsburgo (Jeffrey Jones), dónde Salieri confiesa que era un modelo de virtud, de generosidad y un gran ejemplo para todos, que todos lo tenían en estima y el mismo Salieri se quería...Hasta que él llegó. De pronto el Emperador planea reunirse con sus músicos para encargarle a Mozart su futura ópera "Rapto en el Serrallo". Salieri, ansioso, conoce por fin a Mozart (Tom Hulce). Horrorizado, descubre que no es a un genio tocado por Dios, sino un hombrecillo infantil, sin modales, atontado y soñador que, sin embargo, es el más grande genio que la música dio jamás: "la encarnación misma de Dios". Salieri, siempre fiel y entregado a Dios, intenta con todas sus fuerzas intentar aceptar al joven genio, intentando descubrir cual es la voluntad que Dios quiere que se cumpla. Pero a pesar de sus fervientes rezos para desechar de su mente los pensamientos contra Mozart, este sigue haciendole ver en cara el divíno talento que posee. La mente de Salieri empieza a torcerse, llena de envidia, y toma aquello como un auténtico reto que Dios mismo le ha mandado: Mozart nació para enseñarle a Salieri que el genio no es resultado ni de la castidad, ni de los rezos, ni del espíritu religioso o de la inspiración, sino que es genio quien Dios decide que lo sea (una lección de humildad). La guerra se inicia en ése preciso instante: Salieri destruirá ahora a la creación de Dios: Wolfgang Amadeus Mozart, el amado por Dios («Amadeus»), y no descansará hasta borrarlo de la faz de la tierra.
La película cuenta la vida del genio de la Música Wolfgang Amadeus Mozart contada a través de flash-backs, por su rival, Antonio Salieri (F. Murray Abraham). El film comienza con un ya anciano Salieri que intenta suicidarse mientras grita que fue él quien asesinó a Mozart. Sus criados lo llevan a un manicomio en donde, ante la gran posibilidad de que vuelva a intentar suicidarse, se decide llamar a un sacerdote, llamado Vogler. El padre Vogler pronuncia una frase conocida y usada hasta hoy por los religiosos: «Todos los hombres son iguales ante los ojos de Dios», la cual resulta indignante para los oídos de Salieri, quien responde sarcástico: «¿Lo son...?». Salieri decide, a raíz de ésta frase, contarle su historia: Salieri, de adolescente, había hecho un pacto con Dios, a quien le entregaría su castidad y laboriosidad a cambio de hacerlo un músico tan famoso y brillante como Mozart, que era su ídolo. Años más tarde, Salieri se convierte en el maestro de cámara del Emperador José II de Habsburgo (Jeffrey Jones), dónde Salieri confiesa que era un modelo de virtud, de generosidad y un gran ejemplo para todos, que todos lo tenían en estima y el mismo Salieri se quería...Hasta que él llegó. De pronto el Emperador planea reunirse con sus músicos para encargarle a Mozart su futura ópera "Rapto en el Serrallo". Salieri, ansioso, conoce por fin a Mozart (Tom Hulce). Horrorizado, descubre que no es a un genio tocado por Dios, sino un hombrecillo infantil, sin modales, atontado y soñador que, sin embargo, es el más grande genio que la música dio jamás: "la encarnación misma de Dios". Salieri, siempre fiel y entregado a Dios, intenta con todas sus fuerzas intentar aceptar al joven genio, intentando descubrir cual es la voluntad que Dios quiere que se cumpla. Pero a pesar de sus fervientes rezos para desechar de su mente los pensamientos contra Mozart, este sigue haciendole ver en cara el divíno talento que posee. La mente de Salieri empieza a torcerse, llena de envidia, y toma aquello como un auténtico reto que Dios mismo le ha mandado: Mozart nació para enseñarle a Salieri que el genio no es resultado ni de la castidad, ni de los rezos, ni del espíritu religioso o de la inspiración, sino que es genio quien Dios decide que lo sea (una lección de humildad). La guerra se inicia en ése preciso instante: Salieri destruirá ahora a la creación de Dios: Wolfgang Amadeus Mozart, el amado por Dios («Amadeus»), y no descansará hasta borrarlo de la faz de la tierra.
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